La filosofía absurda de Camus implica que los órdenes morales no tienen una base racional o natural. Sin embargo, Camus no se acercó al mundo con indiferencia moral, y él creía que la falta de un significado superior de la vida no necesariamente lo llevaría a la desesperación. Por el contrario, Camus era un humanista persistente. Se destaca por su fe en la dignidad del hombre frente a lo que él veía como un universo frío e indiferente.
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